sábado, enero 07, 2012

A ti te llamaré sinrazón.

Me he despertado sin cabeza, rodeado de sangre. Y no comprendo cómo lo he visto, pero no me he duchado y si te visto, no me acuerdo, porque prefiero olvidarlo.

Desnudo y sin cabeza no se puede salir a la calle, así que me he preparado un café, directo por el gaznate. Es una pena no saborear, pero al fin mi madre podrá decir que su hijo come de todo sin rechistar. A ver si consigo limpiar las sábanas antes de acabar el post. De sangre, no os creáis. Heces.

Me he dado cuenta de que empezar los párrafos impares igual es casi como rimar, y estas cosas se me suben en seguida a la cabeza, pero luego me da pereza y me pongo a rimar. Cante jondo y música electrónica.

La increíble levedad del ser sin cabeza no se puede explicar. La cabeza me mira con desprecio, pero yo me centro en mi cuerpo, liberado de un gran peso, de unas absurdas ideas, de una escala de valores, y corro en todas direcciones. Antes no soportaba correr. Ni caminar. Pero ahora no puedo parar. Hasta creo que podría saltar. Lo complicado es el contacto visual, el intercambio de palabras con un igual. Pero ahora que estoy más cerca del suelo os empiezo a comprender. Sois maravillosos. He perdido la cabeza.


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