domingo, septiembre 25, 2011

Interfaz

Incluso tras degustar una experiencia audiovisual desconcertante, llena de pelotas de golf y escuchando como estoy escuchando una serie de sucesión de ruidos maravillosamente combinados en un idiotizante y frenético caos, palabra irreconocible al ser el motor de todo cuanto tiene sentido respiro sin saber que después de la estupefaciente redacción no estaré mas allegado a ti ni a nadie que me pueda interesar con su sonrisa deslumbrándome repleta de lo que quizás sea un mero subrayador rojo decorando una incierta ortografía, preguntándome por qué, preguntándote por qué, dirigiéndome hacia usted sin dejar de mirar en otra dirección. Nunca miro a mi interlocutor.

Qué swing, qué frescor.