domingo, noviembre 11, 2007

Volar

Estorninos chillones clamaban atrocidades a su alrededor. El joven mirlo no podía remontar el vuelo. El zarzalejo, atrapado en los cables de alta tensión, exalaba su último suspiro a la par que su ennegrecido plumaje humeaba levemente.
Basta de mirar al cielo. El hombre jamás podra volar. El gato se comió al joven mirlo.

Buenas tardes.

Un lugar tan sucio que los niños piensan que la nieve es gris. Tan silencioso que un murmullo es un estruendo. Tan triste que nadie puede llorar ya.